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Hace varios años atrás escuché dos frases contrastantes. Una dice que el conocimiento es poder. La otra dice que la ignorancia es una bendición. El libro de Eclesiastés dice que el que añade conocimiento añade dolor.
Desde mi adolescencia para acá he leído cientos de libros. Y he tenido la experiencia de pasar de la admiración por algo que desconocía a entenderlo y ahora verlo desde una forma analítica. Por ejemplo, el fuego. Para mí el fuego era como algo mágico. Veía esa flama bailando y como que tenías vida propia. Entonces estudié química y aprendí sobre la combustión y entendí qué es el fuego. Ahora miro un fuego y veo el color de la flama y pienso que tipo de combustible es. Pienso en como el oxígeno está sirviendo de reactivo para que la reacción química de combustión se sostenga hasta extinguirse.
Creo que algo similar pasa con la biología. Uno ve una rana bien bonita y para estudiarla la abre por dentro. O una flor que para estudiarla hay que hacerle una disección. En el proceso se mata algo bello para aprender y se pierde el placer de observar con ignorancia de sentir la admiración ante lo desconocido.
Una de las cosas que menos me gustaba hacer cuando daba clases era estudiar poesía. Un poema son palabras que toman vida propia. Cuando se estudiar un poema es como cuando se toma una flor y se disecciona para ver cómo es por dentro. Analizar los versos, estrofas, contabilizar las silabas para buscar el ritmo. Todo eso mata el poema.
Una vez me dió por estudiar comedia. He leído como diez libros de comedia desde estudios sobre los tipos que hay hasta manuales de Stand Up (la forma mas elevada de comedia y teatro). Después de eso ya no se me hacía tan graciosa una película de los tres chiflados. Ahora cuando veo un comediante que está haciendo stand up voy analizando y ya se cuando viene el punchline. Aunque con Dave Chappelle no puedo hacerlo. Ese tipo es un mago de la comedia y todavía me río con el.
El conocimiento es bueno pero por otra parte le roba a uno la inocencia. Creo que ahí radica el problema. Ahora comprendo bien porque el diablo usó el conocimiento para hacer caer al hombre. Antes de la conversación con Eva había felicidad. No había preocupación. Se andaba desnudo. Ahora todos usamos ropa.
He aprendido a disfrutar de aprender pero ya no es lo mismo. Lo he visto en mi nieta que es demasiado inteligente para su edad. Cuando era más pequeña se reía o se asombraba de cualquier cuento. Los otros días le dije algo y comenzó diciendo "Pero eso no puede ser real abuelo porqué..." Acto seguido me analizó las incongruencias en mi historia de fantasía y el cuento se hizo trizas.
Aprender es crecer pero crecer duele. La ignorancia es una bendición.
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