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Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Mateo 25:9
La parábola de las díez vírgenes es uno de los textos mas citados cuando se habla de los tiempos finales. Debemos estar listos para cuando Cristo venga. Pero dentro de esa parábola hay una lección de vida para todos los que están en la disyuntiva de si deben ayudar o no a alguien porque hay veces que ayudar hace daño.
La parábola nos habla de diez vírgenes que esperaban a su esposo para la fiesta de bodas. Cinco eran prudentes y cinco insensatas. Ciertamente hay dos tipos de personas en la vida: los que toman precauciones y se preparan y los que viven de momento en momento, viven sin orden e improvisando. Hay dos tipos de personas en la vida: las que se cuidan y las que no.
La parábola refleja la realidad. Cinco de las vírgenes eran insensatas, no se prepararon, no tenían un plan alterno, no llevaron aceite suficiente en sus lámparas por si acaso el esposo se tardaba. Las otras cinco eran prudentes. Estas cinco jóvenes estaban preparadas para cuando el novio llegara. No solamente llevaron suficiente aceite para alumbrar sus lámparas esa noche, se cuidaron de llevar un poco más por si acaso. Para ellas fue importante hacer el esfuerzo adicional porque no querían poner en riesgo su participación en esa gran fiesta. Hicieron lo que consideraron necesario para asegurar su lugar.
Las personas insensatas esperan a que el problema les caiga encima para actuar. Las vírgenes insensatas se quedaron sin aceite y en ese momento pensaron em una solución inmediata, pedirle aceite a las que tenian. Pero hay un detalle en la respuesta de las prudentes. La contestación "Para que no nos falte a nosotras y a vosotras" contiene una gran lección.
Una de las reglas en la navegación marítima es que todo navegante debe prestar ayuda a otro siempre y cuando eso no conlleve arriesgar su vida o su embarcación. Es sentido común. El sentido común dicta que uno debe cuidarse antes que cuidar a otro. El mismo Jesús recordó en el segundo mandamiento que hay que amar al prójimo COMO a si mismo, no "más" que a uno mismo. Es bueno ser bueno pero ser demasiado bueno es malo para uno porque dice Eclesiastés 7:16, "habrás de destruirte". Ser demasiado bueno hace daño.
Hace muchos años atrás aprendí lo malo que es ser demasiado bueno. Tenia un hermano que estaba metido en drogas. Era mi hermano y lo amaba. Me dolía verlo así. Queríamos ayudarlo e hicimos de todo para buscar que dejara ese vicio pero no se dejaba ayudar. Yo lo amaba a él y en el momento en que empecé a descuidar mis cosas para tratar de ayudarlo lo empecé a amar mas que a mi mismo. Finalmente tuve que aprender la lección de que no se puede ayudar al que no se quiere ayudar a si mismo. Pero aprendí esa lección a costa de afectarme físicamente y mentalmente tratando de ayudarlo.
Las vírgenes insensatas nos ayudan a entender como ayudar. Hay veces que ayudar a otra persona nos hace daño pero también le hacemos daño a la persona porque si le resolvemos todo nunca aprenderá a valerse por si mismo. El apóstol Pablo dijo que "el amor es sufrido", hay veces que por amor tenemos que dejar que la otra persona aprenda de la manera mas fuerte, sufriendo las consecuencias.
1. Analice la situación. A veces actuamos sin pensar dejándonos llevar por las emociones y creemos que "por amor" debemos ayudar. Las insensatas pidieron aceite, estaban en necesidad. Iban a quedarse fuera de la fiesta de bodas. Pero si las prudentes les daban aceite estarían todas sin aceite y nadie iría a la fiesta.
Hay que aprender a analizar antes de actuar. Hagase la pregunta ¿Puedo ayudar sin afectarme?
2. De una explicación. Las prudentes explicaron que si las ayudaban iban a quedarse ellas sin aceite y la situación sería peor. Muchas veces tenemos miedo a decir "no" pero hay otras formas de hacerlo. Puede decir "ahora no puedo"; "te ayudaría pero entonces me afectaría"; "quisiera ayudarte pero...". Hágale saber a la otra persona que usted está en la disposición de ayudar pero se afectaría si lo hace.
3. Ofrezca una alternativa. Las prudentes no dejaron a las insensatas sin una solución. Les ofrecieron un consejo, les dijeron que compraran su propio aceite. Si usted no puede ayudar pero puede referir a la persona a alguien que si u ofrecerle una alternativa, está ayudando indirectamente.
Recuerde hermano, ser demasiado bueno es malo. Asegúrese de que haciendo bien no se haga mal usted. Ame a su prójimo como a usted mismo no más que a usted mismo. No haga daño ayudando.
Dios le bendiga.
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