El otro discrimen contra las personas con Síndrome de Down

En días recientes un  Jurado de Wisconsin otorgó $125 millones a Marlo Spaeth, un empleado de Walmart con síndrome de Down que fue discriminado. Marlo había solicitado un acomodo razonable y la compañía se lo negó. Luego lo despidieron. El jurado vio esto como discrimen y decidió hacer justicia. 

A veces uno ve estas cosas y se pregunta en qué están pensando éstas compañías cuando cometen estas acciones. ¿Acaso no veían a Marlo Spaeth como un ser humano? Tal parece que no y por eso tomaron esa acción. Menos mal que hay justicia. Marlo recibió justicia defendiendo su derecho a trabajar en condiciones dignas.

Pero hay muchas otras personas que no tienen la suerte de Marlo. A esas personas se les niega el derecho que es base de todos los derechos, el derecho a vivir. 

En Dinamarca se lelva a cabo las pruebas prenatales para determinar la salud de un feto. Según las estadísticas, 95% de las madres que reciben un diagnóstico de Síndrome de Down abortan. En Dinamarca se enorgullecen de tener una de las poblaciones más saludables del planeta pero a costa de la eugenesia, la selección sistemática de quién nace y quién no. En EEUU 67% de las madres qeu reciben un diagnóstico de Sindrome de Down abortan

El discrimen contra las personas como Marlo es uno injusto y del cual poco se habla. El discrimen de los que no tuvieron la suerte de vivir a causa de tener Síndrome de Down se habla mucho menos. 

Ya varios estados en EEUU han redactado leyes para prohibir el aborto basado en un diagnóstico con Síndrome de Down. Los grupos abortistas están retando esas leyes y se espera que un caso llegue eventualmente a la Corte Suprema. Hace falta detener el discrimen contra las personas con Síndrome de Down. Permitir que una mujer aborte basado en un diagnóstico es discriminar, es negar el derecho básico que tiene todo ser humano, el derecho a vivir. 



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