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Estamos ante una sociedad dañada. Nuestro país se nos cae en pedazos y el descalabro moral y la falta de valores abundan. Si notamos, la cosa ha empeorado en los últimos años. Hoy día los jóvenes andan por ahí campeando por sus respetos como si fueran dueños del mundo y no tuvieran que rendirle cuentas a nadie. Este país está flotando en agua y solo falta que alguien jale la cadena pa que caiga en el pozomuro de la anarquía.
¿Porque está pasando esto? La culpa es de los padres. Pero es una culpa compartida Hoy quiero señalar a los padres irresponsables que no le enseñan valores a los hijos y a los sicólogos, consejeros y trabajadores sociales que fomentan la impunidad al meterle miedo a los padres que quieren corregir a sus hijos pero no se atreven por miedo a que los acusen de "maltrato".
Maltrato. Maldita sea esa palabra que está tan abusada y mal utilizada en estos días. Ahora cualquier cosa es maltrato. Si le grito a mi hijo porque hizo algo mal, es maltrato. Si le meto un palmetazo a mi hijo porque me retó es maltrato. Si le meto una bofetá en la cara a mi hijo porque me habló malo, es maltrato. Si le meto una carrera de correazos a mi hijo o hija (pa' no discriminar) para que aprenda a no faltarme el respeto, es maltrato.
Si hoy día no vemos personas responsables que se saben controlar es porque el arte de dar un buen correazo en las piernas se ha perdido
Hoy día con tanta sicología y consejería que abunda por ahí se ha olvidado que en la crianza hay que enseñar que las cosas tienen consecuencias. Por no enseñar lo que acarrea la falta de consecuencias es que tenemos una sociedad que colapsa moralmente
Lo que me enseñó la Dra. Catalina Collazo, sicóloga profesional
Hoy día se pretende arreglar todo con "sicología". Si el muchacho se porta mal, le habla malo a los padres y delinque lo llevan a un sicólogo que le hará un "plan de
modificación de conducta" que de seguro incuirá el soportarle más majaderías. Muchos padres que tienen que seguir estos planes, que TARDAN un montón y en la mayoría de las veces NO TRABAJAN, terminan ellos en tratamiento siquiátrico tomando pastillas para poder sobrevivir.
Yo nunca olvidaré mi primera cita con la Dra. Catalina Collazo. Un día yo estaba haciendo algo en el patio de casa y mami me dijo que dejara de hacerlo. Yo no le hice caso y seguí en lo mío como si ella no existiera.De repente sentí un calentón en las piernas. Mami me había dado el primer fuetazo de mi vida. Maldita sea aquella correa finita que parecía un látigo. En ese momento le grité bien fuerte—"MALA!!". Mami me miró con los ojos abiertos y me dijo, "¿Yo soy mala?, Ahora es que vas a ver lo mala que soy por gritarme..." En ese momento eché a correr porque sabía que venía otro correazo que al fin y al cabo me alcanzó. Tratar de huir de la correa de mami era como tratar de huir de Jason en una película de Viernes 13.
Recuerdo que lloré y grité hasta que se me pasó. Ese día mami colgó aquella correa finita de un clavo en la pared de la cocina. Ese día me dijo, "Esta es Catalina. Si haces algo mal, me enojas o me faltas el respeto Catalina te va a pegar."
"Esto me lo vas a agradecer algún día"
Aquel día no fue la primera vez que tuve un encuentro con la Dra. Catalina Collazo. Hubo varias ocasiones en las que mami me metió correazos, que siempre iban pa las piernas y picaban, Y PICABAN. Pero lo peor de todo no eran los correazos. Después de darme par de fuetazos mami casi siempre decía, "Esto me lo vas a agradecer algún día."' Eso me sacaba por el techo. Me molestaban aquellas palabras ¿Como diablos le iba a agradecer yo aquellos fuetazos picantes que me dejaban las piernas calientes?
Bueno, algo sí sé. Cada vez que mami me veía haciendo algo me decía "¿Quieres que busca a Catalina?" y eso me hacía arreglarme. Yo no recuerdo que mami tuviera que regañarme en público pero ella a veces se llevaba a Catalina guardada en la cartera y yo no quería coger mi terapia sicológica en público.
Con el paso del tiempo Catalina fue aconsejándome menos y menos. Mami no siempre buscaba la asistencia de la Dra. Catalina, de vez en cuando me daba consejos ella y me daba cariño, Hoy día le agradezco a mami y a la Dra. Catalina por hacerme el ser humano que soy hoy.
Catalina y mis hijos
Hace varios años atrás me tocó a mi criar. Tengo tres hijos a los que les enseñé desde pequeños a respetar la autoridad y a ser buenos ciudadanos. A ellos Catalina los aconsejó también. Bueno, no era exáctamente Catalina, la correa mía no tenía nombre, era anónima. Pero mis hijos son de la generación donde la sicología abunda y la disciplina escasea. En casa había disciplina y en la escuela mucha consejería.
Mis tres hijos han recibido el tratamiento catalinístico y hoy día tengo un hijo militar, uno mecánico y constructor y una psicóloga. Cuando crecían solo tuve que ir a la escuela a atender una queja de uno de mis hijos UNA sola vez en mi vida y no fue poque le faltara el respeto a algún maestro o a alguien de autoridad. Gracias a Dios y a la sucesora de Catalina mis hijos no me causaron vergüenza en la escuela.
Un día recuerdo que le metí un correazo de esos bien picantes a uno de mis hijos. El muchacho se atrevió a decirme que me iba a acusar con la trabajadora social de la escuela. Yo me eché a reir. Le dije que lo hiciera. Lo invité a que me acusara por maltrato y que me acusara ante la ley. Le dije que estaba dispuesto a ir preso y que a le deseé suerte en el hogar sustituto donde lo mandaran mientras se veía mi caso. Desde ese día no me volvió a amenazar con trabajadores sociales. Yo prefería ir preso por "maltrato" a criar un engreído.
La Biblia dice que "La vara y la corrección dan sabiduría, mas el muchacho consentido avergonzará a su madre" (Proverbios 29:15). Por abandonar ese principio es que tenemos la generación de engreídos hoy día.
La Dra. Catalina Collazo fue mi sicóloga. Con ella aprendí que las cosas malas tienen consecuencias. Eso precisamente es lo que no se le está enseñando a los muchachos éstos días. Por eso andan por la libre haciendo y deshaciendo. A mí me enseñaron que lo bueno se reconoce y lo malo se castiga. Catalina es mejor que la cárcel. Catalina es mejor que una vergüenza. Catalina es mejor que en engreído que cree que lo merece todo y no debe tener responsabilidades. Eso le enseñé a mis hijos y espero que ellos le pasen la lección a mis nietos por el bien de esta sociedad.
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