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Hace varios años atrás varios medios en EEUU alertaron sobre una "epidemia" de obesidad. La supuesta epidemia estaba afectando la salud de muchas personas debido a que una persona obesa es más propensa a padecer diabetes, alta presión y otras enfermedades.
Como todo asunto que sube a nivel nacional se crearon dos bandos: Uno abogaba por tomar medidas drásticas cómo cobrar extra por asientos en los aviones a las personas obesas; El otro bando decía que cada cual es libre de hacer con su cuerpo lo que desee y si quiere comer hasta reventar pues que lo haga.
Entonces vinieron algunas ciudades progresivas (demócratas liberales) con una novedosa idea que al día de hoy nadie sabe de dónde salió. Decidieron ponerle un impuesto a las bebidas azucaradas. En algunas ciudades le pusieron el impuesto a las de 32 onzas. Según estos progres la principal causa de que hubiera obesidad es que la gente toma mucha bebida carbonatadas. En cierta manera eso es verdad, yo bajé 40 libras este año y parte de mi dieta fue eliminar totalmente los refrescos.
¿Cuál fue el resultado de estos impuestos contra la obesidad? Ninguno. Un estudio halló que en cuatro de las ciudades que pusieron el impuesto la compra de refrescos sigue igual y todavía la gente sigue comprando los cubos esos de 32oz y bebiendo galones de agua con azúcar y sabores.
A la gente le gusta sus bebidas extra large y un impuesto no los va a detener. Esto es un ejemplo de cómo las políticas progres fracasan.
Fuentes
https://www.sciencedaily.com/releases/2021/11/211103200435.htm
https://www.wbur.org/onpoint/2013/03/12/new-yorks-sugary-drink-ban-struck-down
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